Gestión de inversiones activa vs pasiva

Fecha de Creación
January 17, 2022
Categoría
Finanzas Personales
Tipo
Artículo

Cuando tienes dinero puedes invertir de manera directa (por ejemplo, comprándote un inmueble y luego arrendándolo) o bien puedes pedirle a alguien -idealmente un experto- que lo invierta por tí. Cuando tomas tu dinero y se lo entregas a un administrador, como por ejemplo la persona que administra un “fondo mutuo”, este puede a su vez optar por distintas formas de invertir.

Durante gran parte del siglo pasado los “expertos” lo que hacían era lo siguiente: tomaban el dinero de las personas y elegían distintas inversiones particulares. Por ejemplo, venía el administrador y se acercaba a una compañía, la analizaba en detalle, aprendía sobre sus aspectos financieros y administrativos, y tomaba una decisión de si invertir o no en ella. Luego, este experto iba repitiendo este ejercicio hasta llegar al punto de tener un “portafolio” de inversiones elegidas individualmente.

A esto es lo que se le llama “inversión activa”, es decir, aquella forma de invertir donde se van eligiendo distintas inversiones (como acciones, inmuebles, fondos, etc.) y se arma un portafolio “único”.

Cuando esto se lleva al mundo de los “Fondos”, empiezan a nacer los distintos Fondos Mutuos que invierten en distintas cosas. Por ejemplo, cuando lees que existe un fondo que invierte en empresas “mid-cap” te está diciendo que va seleccionando empresas de “tamaño medio”, y si a eso le agregas la palabra “tech”, quiere decir que ese fondo va eligiendo empresas del rubro de la tecnología de tamaño medio.

¿Por qué hacer esta selección? La idea de estos expertos es lograr seleccionar empresas o inversiones sobresalientes que le permitan a ellos y a sus inversionistas (las personas que les pasaron su dinero para invertir) tener rendimientos extraordinarios.

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Foto por Victoire Joncheray en Unsplash

El surgimiento de la inversión o gestión pasiva

Como explicábamos en nuestro artículo de fondos indexados, desde 1957 existe una cosa que se llama el S&P 500. Este índice lo que hace es tener una lista de las 500 empresas más importantes de USA y sirve como un buen “Benchmark” o “Vara de comparación”.

Es decir, si mi fondo mutuo obtuvo una rentabilidad mejor que todas las acciones del S&P 500 (el índice o el Benchmark), quiere decir que el inversionista de mi dinero fue capaz de seleccionar acciones que son las mejores. Si no fue capaz de hacerlo, quiere decir que me hubiera convenido simplemente comprar las 500 acciones que estaban en la lista o “índice” del S&P 500 y no hacer nada.

En otras palabras, la inversión activa lo que busca es superar al mercado (el Benchmark), logrando superar sus rendimientos y generando mayor rentabilidad para sus inversionistas mediante la selección de acciones individuales.

¿Y la gestión pasiva? La gestión pasiva nace de una idea que tuvo John -Jack- Bogle: las personas a través de la gestión activa tienen muy pocas probabilidades de superar al mercado (el benchmark) de manera consistente y continua durante largos períodos de tiempo. Si esto es así, es mucho más conveniente intentar copiar al mercado y replicar sus resultados.

La idea básica de la “gestión pasiva” y la inversión indexada es que debemos invertir en índices en vez de buscar las mejores oportunidades del mercado. Esto, según esta forma de invertir, es lo más rentable desde el punto de vista de rendimiento (retorno de inversión), tiempo dedicado a invertir y comisiones (los fondos indexados pagan menos comisiones que los fondos de gestión activa).
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Foto por QuinceCreative en Pixabay

Diferencias entre la gestión activa y la gestión pasiva

Un inversionista “activo” lo que hace es usar sus conocimientos para buscar las mejores oportunidades de inversión. Va seleccionando una serie de alternativas, desde acciones de sociedades anónimas, hasta bonos con descuento y la mezcla de distintos fondos enfocados en distintos sectores. Esto puede hacerse a través de la inversión fundamental o técnica, o de otras formas distintas (unas más esotéricas que otras).

Por el contrario, un inversionista “pasivo” lo que hace es comprar una serie de fondos indexados (o ETF que sigan un índice) y los va rebalanceando periódicamente. Sin embargo, no hace mucho más que eso.

Es por eso también que los fondos de gestión activa suelen tener comisiones mucho más altas que las pasivas. Para estar evaluando y comprando distintas empresas requieres más tiempo, equipo y costos, mientras que comprar un índice y esperar es una cuestión que no requiere tanto esfuerzo en comparación con el primero.

Seguiremos explorando más este tema la próxima semana en la Parte II de este artículo.

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