Como decía Jack Bogle, en los mercados de acciones, la rentabilidad se explica por el crecimiento de los ingresos de las empresas y por los dividendos que estas reparten (lo que en gran parte es el “valor intrínseco” de una empresa). De hecho, ese crecimiento de 7% anual que ha tenido históricamente la bolsa de valores de USA se condice mucho con que la suma de los dividendos reales que han tenido las empresas norteamericanas y los ingresos de éstas, que han sido de 6,7 % históricamente.
¿Por qué hay una diferencia entre 6,7% y 7%? Esto se explica, según nos cuenta Bogle, porque existe un “factor especulativo“. Es decir, más allá del valor intrínseco que genera cada empresa, existe un factor especulativo que hace que su cotización en bolsa sea de + o – un 4% de viariación al año y se suele medir por el múltiplo de Price/Earnings o Precio/Ingresos.
Ahora, las preguntas que tenemos que hacernos son: ¿somos capaces de invertir y obtener un mejor rendimiento que el promedio del mercado (7%) o nos conviene intentar replicar el mercado como un todo? o en otras palabras, ¿invierto en algunas de las acciones del mercado (esperando que sean las ganadoras) o mejor invierto en todas las acciones del mercado?
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Invertir en un “Fondo Indexado”… ¿de dónde viene esto de los “índices”?
Contemos un poco de historia:
En 1860 una persona llamada Heny Varnum Poor fundó una imprenta y agencia de publicidad que se llamaba Poor’s Publishing. En ella se vendía anualmente una “Guía para Invertir” en empresas de ferrocarríles (las mejores inversiones de la época), donde se iba hablando sobre las distintas oportunidades que existían.
En paralelo, se fundó una empresa llamada Standard Statistics Company (Empresa de Estadísticas Estandarizadas), que lo que hacía era ponerle notas (buenas o malas) distintos bonos hipotecarios y algunas empresas (en 1923 crearon una publicación que tenía una lista de 233 empresas norteamericanas que eran revisadas semanalmente).
En 1941 ambas empresas se fusionaron y dieron lugar a Standard & Poor’s, que básicamente era una compañía que entregaba información diaria (imaginémonos un periódico) sobre las 90 empresas más grandes de USA. Es decir, la gente junto con leer las noticias, podía leer este diario y conocer qué había pasado respecto de esa empresa y su valor en la bolsa. Con la llegada del año 1957, estas 90 empresas pasaron a ser 500 y así nació el S&P 500, o en palabras sencillas, un diario donde las personas veían una lista de acciones (tal como un “índice” de un libro que tiene las páginas de cada capítulo) y sus respectivos datos estadísticos.
Los índices eran básicamente esta lista de acciones que se vendían en la bolsa de valores.
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Invertir en un “Fondo Indexado” … La creación del primer Fondo Mutuo Indexado
En los años 50 habían muchos fondos mutuos que intentaban obtener las mejores rentabilidades para sus clientes. Estos fondos mutuos básicamente eran un grupo de personas que le entregaban su dinero a un administrador para que las inviertiera por ellos (y cobrara una comisión).
¿Cómo sabían las personas si una inversión fue buena o mala?, o en otras palabras, si se obtuvo una rentabilidad de un 5% en un año, ¿eso es bueno o malo? Para saber si la inversión era buena o mala, lo que había que hacer era compararla con las alternativas. Si tu fondo mutuo obtuvo 5% en un año, pero su competencia obtuvo un 8% en ese mismo año, tu fondo mutuo era malo y te hubiera convenido invertir en el otro.
Esto llevó a que las personas buscaran “formas de compararse” o de “saber si lo que estaban haciendo era una buena o mala inversión”. Una de estas formas más populares de comparación fue empezar a compararse con el S&P 500.
Las personas empezaron a comparar: si mi fondo mutuo obtuvo una rentabilidad mejor que todas las acciones del S&P 500 (el índice), quiere decir que el inversionista de mi dinero fue capaz de seleccionar acciones que son las mejores. Si no fue capaz de hacerlo, quiere decir que me hubiera convenido simplemente comprar las 500 acciones que estaban en la lista o “índice” del S&P 500 y no hacer nada.
Esto llevó a una persona llamada Jack Bogle a preguntarse: estadísticamente, ¿qué es mejor: comprar todas las acciones del S&P 500 o entregarle mi dinero a un fondo mutuo? La sorpresa no fue menor cuando se dio cuenta que la probabilidad de que un fondo mutuo tradicional le gane a un índice en un período de 25 años o más es de 1 en 200 (el detalle lo pueden ver en su libro “Common sense on mutual funds”). La gran razón de esto es porque los fondos administrados activamente tienen mayores costos que afectan el retorno.
Lo anterior lo llevó a una evidente conclusión: si quería obtener una mejor rentabilidad en 199 de 200 casos, lo que había que hacer era inventar un fondo mutuo que en vez de querer ganarle a un índice, como el S&P 500, simplemente copiara dicho índice, comprando una acción de cada una de la lista o índice. Fue así como en 1976 nació el primer fondo indexado (Vanguard).
En resumen, ¿qué es un fondo indexado?
En palabras sencillas, es un tipo de fondo mutuo que lo que hace es, con un computador, comprar todos y cada una de las acciones de un “índice” o “lista”, intentando por lo tanto replicar exactamente su comportamiento.
Si un inversionitas compra un mismo porcentaje de cada una de las empresas de un índice (manteniendo en su cartera proporcionalmente los pesos que esos valores tienen en el índice, ya que por ejemplo Apple pesa más que una empresa pequeña en la lista) estaría creando una cartera de inversión indexada. En definitiva, estaría comprando una versión en miniatura de dicho índice.
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