Hace un tiempo estaba leyendo un libro de Simon Sinek llamado “El Juego Infinito”. En este libro se analizaba la vida de las personas a través de una especie de metáfora relacionada con los juegos y creo que es completamente aplicable a nuestra relación con el dinero.
Sinek explicaba que cuando existen a lo menos dos personas intentando obtener algo, podemos decir que existe “un juego” con “jugadores” (desde los deportes a los negocios pueden ser catalogados como un juego según el autor).
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Dichos juegos pueden ser de dos tipos segun el profesor James P. Carse:
- Los juegos finitos: estos se juegan por jugadores conocidos, tienen reglas fijas y conocidas, tienen un objetivo mutuamente acordado que, cuando es alcanzado, marca el fin del juego. Por ejemplo, pensemos en el fútbol: en este juego sabemos quiénes son los jugadores, sabemos las reglas y lo que está permitido hacer, sabemos el tiempo que dura el partido y sabemos cómo declarar a un vencedor. En estos juegos siempre hay un inicio, un desarrollo y un final.
- Los juegos infinitos: por su parte, son distintos a los anteriores. Se trata de aquellas situaciones donde hay jugadores conocidos o desconocidos. No existen reglas fijas y conocidas. Los jugadores pueden jugar libremente y cómo quieran. La forma en que se juega dicho juego es dependiente de lo que quiera hacer el jugador y puede ir cambiando a lo largo del tiempo. Estos juegos tienen tiempos inciertos o infinitos. No hay un inicio, desarrollo, y final. El objetivo principal de estos juegos es seguir jugando. Por ejemplo, cuando pensamos en los negocios, la amistad o el matrimonio. No hay una forma de “ganarlos”; no hay reglas de cómo gastar tu dinero, tener amigos o casarse; no hay que estar obligados a ganar dinero de una u otra forma; puedes ir cambiando de amistades e incluso de matrimonio; no hay un inicio, un desarrollo y un final.
En la vida, el dinero es un ejemplo muy claro de un juego infinito que la gente juega como si fuera finito. Pensamos en nuestras finanzas personales como si todo fuese a tener un inicio, un desarrollo y un final; como si hubieran formas únicas de gastar tu dinero; como si no fuera cambiando tu relación con el dinero con los años.
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Muchos piensan, equivocadamente, que para ganar dinero alguien más tiene que perderlo. Olvidan las oportunidades de crear valor y que juntos con el prójimo se puede ser más que en contra.
Se suelen dar una serie de problemas por esto que nos lleva a grandes problemas en el largo plazo. Recordemos, cuando nos referimos al dinero no hay una meta especifica, no hay un tiempo máximo y no se puede declarar un solo ganador.
No se le puede “ganar al dinero” y no hay un punto cuando puedes decir “se acabó esto del dinero”.
Lo ideal aquí es pensar el dinero como un juego infinito, donde nuestra vida tenga la habilidad de ser exitosa aún cuando ya no existamos nosotros en ella. Hay que pensar el dinero como si fuera destinado a durar muchas décadas y que sea capaz de estar constantemente evolucionando.
No debemos estar fijándonos métricas finitas arbitrarias como los ingresos de un mes o año, ya que el dinero nos va acompañar hasta que seamos viejos (como siempre decimos en nuestros talleres, el dinero lo siguen usando nuestros abuelitos para comprar helados).
Crea valor y preocúpate de tener buena salud financeria. En el largo plazo, esa es la forma en que todos ganamos.